La violencia de género es un problema social y de salud pública que requiere una intervención multidisciplinaria y sensible. Los terapeutas especializados en violencia de género pueden proporcionar un espacio seguro y de apoyo donde las víctimas puedan procesar sus experiencias traumáticas, explorar sus opciones y desarrollar estrategias de seguridad y recuperación. 

El terapeuta puede trabajar con la víctima para abordar los efectos emocionales y psicológicos de la violencia, como el trauma, la ansiedad, la depresión y los trastornos de estrés postraumático, y ayudarla a reconstruir su sentido de autoestima y autonomía. 

Además, el terapeuta puede ofrecer información y recursos sobre servicios de apoyo adicionales, como refugios de emergencia, asesoramiento legal y grupos de apoyo de supervivientes, y colaborar con otros profesionales de la salud y organizaciones comunitarias para garantizar una respuesta integral y coordinada a la violencia de género.